CAPÍTULO 12: NO TE RINDAS NUNCA

Ya he vuelto!!!! Os he echado muuucho de menos!! Jaja Lo siento, lo siento muchísimo, he tardado un montón en colgar el siguiente capítulo, pero entre el campa, la piscina y los problemas de Internet se me ha hecho imposible… Además he tenido un atasco, pero ya lo he solucionado y los capítulos vuelven ahora sin haceros esperaar. Repito: Lo sientoooo!! Para recompensaros este capítulo es larguiiiiiiiito.

Recordaros que aún esta abierto mi primer concurso: buscar una imagen que identifique mi blog con la única norma de que aparezca el título. De momento solo ha participado Rea y he de felicitarte porque me encantan!! Mi dirección es: idcereza@gmail.com El premio es genial, pero os dejo con la intriga;)

Espero que os guste el capítuloo

Esto no solo se puede nombrar despacho, es algo mucho más.

-Adelante, pasa-me dice el doctor. Me había quedado petrificada pero sus palabras me devuelven a la realidad y entro. Todos desean pasar y descubrir el interior de esta habitación que durante tantos años se ha mantenido en secreto, pero a pesar de eso mantienen una buena distancia conmigo para dejarme privacidad. A ver ¿Por dónde empiezo? Por las paredes. Son rosas, pero no ese rosa chillón que usan las niñas pijas y mimadas, no, es una rosa claro, como el cielo en el atardecer. Están cubiertas de fotos de mi infancia. Las que más gustan son yo cubierta de chocolate y yo cubierta de helado. Sí, no era muy cuidadosa que se diga.

-Oooh, que cosa más mona- suelta Lucía- que cosita, ¡es que me la como!- intento no escucharla y sigo mi ruta por mi despacho. Bien, el suelo es amarillo claro, y está cubierta por diversas alfombras de tonos cálidos. En el centro, una gran mesa de caoba, y cuando digo gran no me refiero a una de dos metros… esta es gigante. Encima de ella a la izquierda, hay una pequeña estantería repleta de botes con bolis, algún libro y un espejito. En medio de la mesa hay un ordenador (pedazo ordenador) con impresora, fotocopiadora y mil cosas más. Finalmente sobre la derecha de la mesa hay una lámpara de madera cuya cabeza es amarilla. La silla, bueno más que silla es un sillón, es de cuero rojo oscuro. Nada más darme cuenta de que tiene ruedas, me siento encima de ella y empiezo a dar vueltas como una loca.
-Uuuuuuuuuuuuh, ¡¡Me encanta!! ¡¡Me encanta!!- cuando empiezo a marearme y siento que la comida quiere salir por donde no toca, paro y echo la cabeza hacia tras. Entonces me fijo en lo mejor, justo detrás de la mesa descubro un maravilloso jardín. Me lanzo corriendo hacia este pero para justo antes de estamparme con la puerta de cristal. Un poco avergonzada pero contenta de no haberme golpeado, la abro y salgo.
¿He dicho ya que el jardín es maravilloso? Bien pues es más que eso. Cientos de plantas flores y árboles inundan el jardín. Hay una fuente de piedra con un ángel y al fondo una pequeña cascada que acaba en un estanque lleno de nenúfares y peces. Hay banquitos de madera y bajo la sombra de un gran árbol hay un sofá-balancín. Agarrados a las ramas de los árboles más altos cuelgan columpios y en el centro de jardín, bajo una sombrilla, hay una mesa redonda con sus sillas y hamacas.

-Es perfecto- consigo decir en un susurro.

-Tu padre quiso que así fuera, y es todo para ti, solo para ti.
-Para mí…
-Doctor, fíjese- dice Lucía que ya se ha despegado de mis fotos de niña- hay una escalera que sube a…
-Por favor Lucía, deje que sea ella quien lo vaya descubriendo todo.
-Lo siento, perdona yo…
-No pasa nada. Es un poco pesada... pero muy eficiente- me dice en voz baja guiñándome un ojo.
-Créame, tengo amigas peores-los dos nos reímos y yo sigo mi ruta. En efecto, hay una escalera que sube a otra planta. Hay tres habitaciones: un baño, un cuarto con una cama y una gran sala vacía. Esta última tiene un suelo de parqué y paredes blancas. Sobre una de ellas hay un largo espejo y al final hay una pequeña caja. La abro con cuido para sacar un pañuelo doblado que guarda algo en su interior. Lo desenvuelvo y descubro el mejor regalo que podría recibir. Es una cinta, la cinta más bonita del mundo. Su palo es plateado y la cinta de color azul repleta de brillos. Atada a esta hay una nota en la que puedo leer: No te rindas nunca, papá. Con lágrimas en los ojos comienzo a moverme por las sala estrenando mi nueva cinta. La cinta brilla y resplandece a mí alrededor. Olvido todo y salgo del mundo para entrar en el mío. Es... Es mágico. Cuando creo que ya he hecho suficientes movimientos, decido parar y volver a la realidad. Envuelvo otra vez la cinta y salgo por la puerta desde donde me han visto actuar. El doctor sonriente me da una palmada en la espalda y salimos. Estoy saliendo de mi área cuando alguien me da un empujón por atrás. Es Noe.
-Mi niña ¿cómo estás? ¿Qué te parece todo esto?
-¡Noe! Pues me parece un poco raro que toda esta gente trabaje para mi protección.
-Ya verás como te acostumbras. ¿Has visto a Joel?
-Sí, no está muy mal, pero tampoco esta genial.
-Tranquila, el doctor Aurelius se las arreglará para que Joel vuelva a trabajar- dice mientras se ríe. ¿Y tu primer entrenamiento, qué tal?
-Bien, hoy he conocido a una chica se llama… Criskti, sí.
-¿La de ojos deslumbrantes? Tiene un aspecto muy delicado ¿no te parece?
-Sí, justo. Me ha caído genial, es muy agradable, la típica chica que ves y quieres ser su amiga.
-Vaya, me alegra oír eso. La pobre no ha podido relacionarse mucho... Lleva viviendo aquí desde siempre, sus…
-Padres murieron poco después de que ella naciera, me lo ha contado, como mi padre. Y alguien más también murió ¿verdad? Dime Noe ¿quién fue?
-Nadia… no se si querrás saberlo.
-Sí quiero.
-Bien, si insistes... pues fue el mejor amigo de tu padre, y no es ni más ni menos que el padre de Cristopher- no puede ser, no puede ser cierto- Cuando tu padre se ofreció ser su protector, todos le dijeron que podría ser muy peligroso, incluso mis padres. Pero el padre de Cristopher le apoyó y consiguieron convencerles. De ese modo mis padres y los suyos entraron en tu grupo de guardias. Pero la 3º organización les tendieron una trampa y el mismo día que tu padre murió también lo hizo el de Cristopher. Tu madre y la suya se hicieron como hermanas, apoyándose en los peores momentos de su vida. Cristopher y yo fuimos entrenados para ejercer el mismo trabajo que nuestros padres y él paso a ser tu protector mientras que yo entré a tu grupo de guardias. Y así hasta hoy- no tengo palabras. Hoy he descubierto algo más sobre mi pasado y habría preferido no haberlo escuchado, pero ahora lo se y para que voy a engañarme es duro. Ya hemos llegado fuera, Cristopher me espera con los cascos, al lado de la moto.
-Adiós Noe- le digo abrazándola.
-Adiós, ya te llamo- me contesta dándome un beso. Me acerco a él intentando mostrar mi mejor sonrisa.
-¿Lista para otro viaje en moto? ¿O te vas agarrarme como una lapa otra vez?
-Me agarraré solo para darte ese placer  Mister ``me ha dado una paliza una chica´´
-¡Venga ya! ¡Me he dejado ganar!
-Y también te has dejado la dignidad-le contesto divertida - Venga arranca machote- sus ojos se clavan en los míos y de sus labios surge esa sonrisa que me mata.
-Solo si te agarras a mí.
-Lo haré, ni lo dudes- y agarrada a él arranca. ¿Cómo puede ser así? Por mi culpa su padre está muerto, tendría que odiarme y sin embargo… me trata como si eso nunca hubiese pasado como… si me quisiese. Llegamos a casa y me quito el  casco. Debo de tener el pelo fatal, porque suelta una carcajada al verme y me lo arregla dándome al acabar, una caricia  que me estremece.
-No has chillado tanto a la vuelta.
-Iba agarrada a ti, no tenía a nada que temer- nos reímos y llamo a casa. Abre mi madre y en silencio me lleva a la cocina, donde hay una gran tarta de chocolate. He llegado justo a tiempo de que se despierte mi hermana.

Una niña morena baja las escaleras emocionada. Hoy es su cumpleaños y su hermana le ha prometido pasar el día con ella. Llega a la cocina y la ve. Ha cumplido su promesa. En ese momento la deliciosa tarta y los regalos pasan a un segundo plano. Se abalanza a ella segura de que será el mejor día de su vida.